“Sobre toda cosa
guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida”. Proverbios 4:23
“Para que habite Cristo
por la fe en vuestros corazones…” Efe. 3:17.
"He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo". Apocalipsis 3:20
La biblia se refiere al
corazón como la parte central del hombre, como su representante ante Él
(Proverbios 23:26).
Este corazón no es el
órgano biológico, sino el corazón psicológico. Así como el cerebro es un órgano
biológico y la mente, el órgano psicológico correspondiente, así existe en el
ser humano un corazón biológico y uno psicológico que se corresponden.
Es a este órgano
psicológico al que se refiere la biblia siempre que habla acerca del corazón
del hombre.
Dentro de nosotros el
alma y el espíritu son partes del ser independientes, pero el corazón tiene una
naturaleza compuesta. Examinemos algunas citas bíblicas que nos ayudan a
entender que partes conforman el corazón.
1.-
Mente: “pensáis mal en vuestros corazones” Mateo 9:4, y
“los pensamientos del corazón” Hebreos 4:12.
2.-
La Voluntad: “con propósito de corazón” Hechos
11:23, e “intensiones del corazón” Hebreos 4:12.
3.-
La parte emotiva (emociones y sentimientos): “no se turbe
vuestro corazón” Juan 14:1, y “se gozará vuestro corazón” Juan 16:22.
4.-
La Conciencia: “Purificados los corazones de mala
conciencia” Hebreos 10:22, y “si nuestro corazón nos reprende” 1Juan 3:20.
Todas las citas que en
la biblia se refieren al corazón siempre hacen referencia a alguna de estas
cuatro partes del ser humano. Esto nos enseña que el corazón como órgano
psicológico está compuesto por: La
mente, la voluntad, las emociones y sentimientos, así como por la conciencia. Las tres primeras
partes conforman el alma humana y la tercera es una parte del espíritu. Por lo
tanto el corazón, al estar compuesto por las tres partes del alma y una parte
del espíritu, conecta al alma con el espíritu.
De entre las partes del
espíritu, la comunión o adoración y la intuición, tienen relación con Dios y
son para Él, pero la conciencia que sirve para discernir entre el bien y el
mal, es para el hombre. De igual modo las tres partes del alma en conjunto son
la personalidad del hombre. Por lo tanto el corazón puede considerarse el
representante principal del hombre.
Puesto que el corazón
conecta al espíritu con el alma, la biblia enseña que para que la vida de Dios
entre al espíritu (regeneración), debe pasar a través del corazón. Cuando
alguien escucha el evangelio y la palabra toca el corazón: Esa persona siente
la dulzura del amor de Dios, siente también el dolor y la tristeza del pecado,
entonces su corazón es conmovido (parte emotiva), su conciencia se contrista, en
su mente se arrepiente y decide
creer (voluntad) en Jesucristo.
Al suceder todo esto su corazón se abre al Señor, es perdonado, su espíritu es
vivificado y recibe la vida de Dios.
Por el contrario, si al
oír el mensaje de salvación, el corazón del hombre es duro, no está de acuerdo
con lo que oye y rechaza lo que Dios le ofrece.
A veces el corazón está
de acuerdo solo en parte, tal vez solo la conciencia consienta y las otras
partes no, o la mente esté de acuerdo y la emoción no. Por eso hay mucha gente
en las iglesias que no han sido salvos verdaderamente, es decir no han recibido
la vida de Dios porque el corazón es la entrada para la vida. Y así como el
acto de recibir la vida comienza en el corazón, también el hecho de vivir la
vida (vivir en el espíritu) comienza en el corazón (Efesios 3:17; Gal.4:6;
Apoc.3:20). La apertura de nuestro corazón es esencial entonces tanto para la
recepción como para la operación de la vida que Dios nos da.
Sin embargo no quiere
decir que todo estará bien si nuestro corazón está correcto, porque el corazón
solamente puede inducirnos a amar a Dios y rendirnos a Él, pero no puede
ayudarnos a tocarlo ni a tener comunión con Él. Esta es la función del espíritu
(comunión e intuición). Por eso mucha gente que ama al Señor no puede tocarlo
en oración. Tienen un corazón para Dios pero no pueden o no saben tocarlo con
el espíritu. Además de aprender a abrir el corazón, debemos aprender a conocer
y usar el espíritu ejercitándolo (estamos hablando del espíritu humano).
El espíritu es el medio
para tener contacto con Dios y con la vida que pone en nosotros y el corazón es
la llave, el interruptor, el punto estratégico por el cual la vida puede pasar.
Los
problemas del corazón.
Para que la vida de
Dios pueda desarrollarse, madurar y expresarse apropiadamente, se necesita un
corazón sano, esto es: puro, sensible y en paz.
Los problemas del
corazón son: Dureza (Efe.4:18), Impureza (Sal.66:18), falta de Amor (Mat.22:37) e Inquietud (falta de paz) (2Cor.4:2).
La dureza tiene que ver
con la voluntad, la impureza con la mente y las emociones, la falta de amor
tiene que ver con las emociones y la falta de paz con la conciencia.
La
solución a estos problemas del corazón.
La
Dureza.- Dios trata directamente este problema
(Eze.36:25-27). Lo hace a veces mostrándonos su amor y misericordia para que
respondamos a Él, pero si no lo hacemos entonces permite que atravesemos por
problemas y pruebas para que nos rindamos a Él.
La
impureza.- Puesto que Dios ha renovado nuestro corazón, es
nuestra responsabilidad ahora vigilar que no abriguemos deseos perversos ni
pasamientos impuros desechándolos (2Cor.10:5; 2Tim. 2:22).
La
falta de amor.- Dios
derrama su amor sobre nosotros para que respondamos a Él con amor (1Juan 4:19).
La
falta de paz.- Cuando nuestra conciencia no está en
paz es porque existen faltas. La solución es la confesión y el corregir
cualquier conducta pecaminosa (Heb.10:22; Rom.5:1).
Solucionados estos
problemas nuestro corazón será puro y recto, entonces la vida de Dios puede
fluir hacia nosotros y regular nuestro caminar para que esa vida se extienda hasta
la totalidad de nuestro ser, con tal de que nuestro espíritu entre
verdaderamente en contacto con Dios.
Que Dios los bendiga.
Les recuerdo la invitación a leer el blog hermano: cristinismoverdadero.blogspot.com
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